EL COMPLEJO DE EDIPO, QUÉ ES?
El Complejo de Edipo es un proceso que cada ser humano va a tener que atravesar para humanizarse, para adquirir el lenguaje, una familia, etc… Podríamos encerrar la idea en una formula, diciendo que es el paso necesario para pasar de la animalidad a la cultura, a la civilización. Aunque sea un paso muy complejo, lo vivimos todos sólo por el hecho de haber nacido en una familia, en una sociedad. El bebe si lo abandonamos entre animales, si se desarrolla y crece entre animales, adquirirá el lenguaje animal y la manera de relacionarse de dichos animales, no alcanzará el estatus de humano. Somos humanos porque hemos nacido entre humanos.
El Complejo de Edipo es un conjunto de procesos que permitirá la constitución del aparato psíquico en toda su complejidad.
Hay algo que está prohibido en el sujeto y es esa prohibición que le permitirá llegar a ser un ser social, civilizado, es decir, a convivir con otros sujetos humanos. En nuestras sociedades, lo prohibido es la ley de interdicción del incesto, el niño/a va a tener que renunciar a sus tendencias pulsionales, sus deseos sexuales infantiles. Según su modo de renunciar se determinará su posición en el lenguaje. Es decir su posición frente a su propia mortalidad. Al fin y al cabo, el ser humano es el único que sabe que vamos a morir, el animal no lo sabe. Pero saber que vamos a morir no quiere decir que estemos aceptando esa situación de mortal.
Una particularidad del animal humano es que nace precoz. Vamos a tener que pasar una larga temporada de dependencia a nuestros padres. Cualquier animal no necesita tantos años antes de poder independizarse de sus progenitores, pero el niño, la niña, sí.
Es decir que todos los humanos nacemos prematuros, aunque se haya cumplido los nueve meses de embarazo. Somos prematuros porque no hemos terminado de constituirnos al nacer. Nacemos ciegos, no sabemos coordinar nuestro sistema nervioso, no sabemos regular nuestro aparto respiratorio ni nuestra temperatura corporal. Si no hay algún ser humano para cuidarnos, morimos. Desde el nacimiento dependemos de otros y así hasta la muerte.
La dependencia que vamos a tener con nuestra madre ( o la persona que se va a ocupar de nosotros, que llamamos función madre, ya que se trata de un trabajo) es la que nos permitirá vivir. La dependencia del niño con la madre o función madre no es porque la madre es fabulosa sino porque el niño, la niña, tiene que poner su vida en sus manos para vivir.
Nuestra madre tendrá la característica de poderlo todo pero porque nosotros no podemos nada. Después vendrá el día en que nos daremos cuenta que no puede tanto.
La disciplina psicoanalitica se ocupa precisamente de ese pasaje, pasaje imprescindible para constituir un ser humano, como decíamos, el pasaje entre la animalidad y la civilización porque es en ese pasaje que se funda el inconsciente, concepto central de la teoría psicoanalítica.
Esa relación tan particular con la madre, esa fusión con la función que nos permite no morir dejará en nosotros huellas inolvidables, imborrables que nos acompañará a lo largo de toda nuestra vida y es lo que nombramos “deseo inconsciente”.
Nacemos dependientes, crecemos dependientes, al principio de la madre y después de otras personas y a medida que crecemos, dependemos de más personas. No querer depender de los demás es como renegar que algún día tuvimos que entregar nuestra vida para no morir.
Esa función madre que va a cubrir todas nuestras necesidades, será nuestro primer amor, un gran amor que nunca olvidaremos, un amor imborrable.
Así que el niño va creciendo y sigue amándola, todavía por la dependencia. Decíamos al inicio que lo que nos diferenciaba de los animales era ese amor, esa larga dependencia… Vemos aquí que el amor tiene más que ver con la necesidad. Por eso, no solamente estamos hablando del niño sino de todos nosotros, todos hemos nacido en la dependencia de la madre y todos hemos aprendido a amar por necesidad. No perder ese amor para no morir. Pero claro, si me quedo pegado a mi madre amándola, me quedo yo sin vida y a ella, no la dejo libre, todavía la quiero sólo para mi como el niño pequeño.
Tenemos que poder abandonar ese amor para conocer otras mujeres. Es como un intercambio. Cuando ya renunciamos a tenerla solo para nosotros, empieza a existir el mundo, la civilización, para nosotros. Separándonos de la madre, al no ser ella sólo para nosotros, entregándola al mundo, realizamos un intercambio, ganamos el mundo.
Por eso decimos que el Complejo de Edipo es el proceso de hominización. ¿Y por qué vamos a renunciar a la madre? ¿Por qué vamos a renunciar a la satisfacción de nuestros deseos sexuales infantiles, a nuestros amores infantiles? ¿Para tener otras mujeres, otros hombres? Sí pero no va a ser la fuerza impulsora. La fuerza impulsora de la separación va a ser el padre. El padre (o la función padre) que de una manera u otra, nos va a hacer entender que con la madre no se puede, que con la madre está prohibido.
Así que la ley de prohibición del incesto es la que permite ordenar la vida del sujeto.
En la conciencia vamos a renunciar a la madre pero vamos a mantener la relación en el inconsciente, eso puede producirse gracias al mecanismo de la represión. A partir de ahora, seremos seres divididos, viviendo en dos realidades paralelas, una consciente y otra inconsciente. De la inconsciente sólo sabremos de ella por los efectos que produce en la conciencia, en la realidad.
Psíquicamente, esa ley no siempre está respetada y son nuestros síntomas que delatan nuestra posición frente a la ley humana. Si nos saltamos la ley somos perversos, por que la ley la conocemos… Los neuróticos no la respetan y la quieren hacer respetar a todo el mundo y los psicóticos hacen como si la ley no existiese y si la ley no existe, el mundo tampoco, así que el psicótico crea una realidad a su conveniencia según sus propias tendencias incestuosas.